martes, 14 de julio de 2009

RECURSOS ESCÉNICOS



Decía Stanislavski con respecto a los actores: “en nuestro idioma entender significa sentir”. Y a eso apunto, a contar lo que entendí con respecto a mis experiencias.
Entre la narración y el teatro hay una línea muy delgada y sumamente interesante.
Por eso los recursos escénicos, son un aporte fundamental a la formación de un narrador que siempre, en alguno de sus poros, tiene un actor escondido.
La herramienta principal que tenemos somos nosotros mismos: nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestros sentimientos. Sin ellos tres funcionando en conjunto, es imposible que podamos transmitir algo hacia el público.
El estado de ánimo personal en ciertas situaciones es una gran barrera. Por eso, Stanislavsky investigó mucho para encontrar esto llamado “estado de ánimo creador”.
El estado de ánimo creador consiste en lograr una atmósfera para llegar a la inspiración.
Uno de los puntos más importantes para tener en cuenta es “la completa libertad del cuerpo y de un total relajamiento de los músculos”. Para eso, necesitamos generar una rutina: caminatas, desarticulación, elongación, dejar “la calle” fuera de nuestro espacio artístico utilizando música apropiada, dejándonos llevar por ella sin pensar en lo que estábamos haciendo.
Relajación y concentración son dos palabras fundamentales para llegar al estado de ánimo creador. Pero no solo ellas son piezas claves: los cinco sentidos también juegan un papel muy importante.
La mirada, tanto en la actuación, como en el arte de narrar, cumple un rol fundamental y tiene que ver sobre todo con la conexión, con transmitir sin palabras, hablar con el alma.
Stanislavsky pensaba que “ningún papel puede ser verdaderamente logrado si el actor no cree en él”. Cuando uno no cree en lo que está diciendo, no transmite. Uno debe “hacer carne” el texto, sentirlo, vivirlo, jugarlo, “utilizar la verdad del impulso creador interno” para no convertirnos en “farsantes” o “imitadores”.
Hay que creer en lo que uno hace. Sumergirse en la realidad propia y en la del entorno. Este es el “si” creador, disparador indiscutido que camina de la mano de la imaginación a la que constantemente debemos liberar. Es que la imaginación, junto con el juego, es una de las bases principales de la creatividad.

Sin un entrenamiento, sin un hábito, no podemos conseguir prepararnos, inspirarnos para crear. Ser actor, narrador o cualquier labor relacionada con el arte implica esfuerzo por parte de la persona. Y ese esfuerzo se resume en una sola palabra: trabajo.




GERALDINE


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